Ahí me encontré con una copia un poco berreta y baqueteada del libro The catcher in the rye y me acordé de haberlo leído como algo obligatorio allá lejos y hace tiempo, cuando todavía era una boba influenciable de 16 años que iba a inglés y que le encantaba discutir y analizar todo hasta la última fibra.
Pensé que estaría bueno leerlo ahora, taytantos años después y ver si esas palabras eran tan intensas como las recordaba.
Hoy me entero que J.D. Sallinger se murió.
Boy, when you’re dead, they really fix you up. I hope to hell when I do die somebody has sense enough to just dump me in the river or something. Anything except sticking me in a goddam cemetery. People coming and putting a bunch of flowers on your stomach on Sunday, and all that crap. Who wants flowers when you’re dead? Nobody.
Y resultó que la intensidad de mi recuerdo no les hacía justicia
porque son aún MÁS profundas y conmovedoras HOY.
What really knocks me out is a book that, when you're all done reading it, you wish the author that wrote it was a terrific friend of yours and you could call him up on the phone whenever you felt like it. That doesn't happen much, though.
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