viernes, 8 de abril de 2005

para qué? 2ª parte

Para qué? (2ª parte)
esto viene del post que está acá abajo y que puede servir de introducción

Veamos.
Para entender mi "para qué?", hay que hacer un poco de historia marianística.
Internet llegó a mi casa en 1997. Ailén tenía unos pocos meses y Lihuel todavía andaba por Bolivia. Primera palabra buscada (en Yahoo, porque Google todavía no estaba) obviamente: se*xo. Cuando me cansé de ver fotos de gente en bolas descubrí que en Internet había otras cosas: sitios con data útil para muchas clases de la escuela, gente que hablaba de temas comunes en foros y grupos de discusión, sitios y programas que te permitían conversar con otras personas (absolutamente desconocidas) en tiempo real (seh, eso, chatear), diarios on line (no pagarle más al diariero, qué placer!), música, jueguitos. Bof! de-to-do
En 1997 Ailén tuvo un broncoespasmo severo. Tuvo que ser internada de urgencia, necesitó asistencia respiratoria, la pincharon hasta dejarla como un colador, se infló de corticoides, y para más inri fue un día antes de que cumpliera un año.
En ese tiempo vivíamos en Tandil y los abuelos, la madrina y demases no, así que la casa estaba llena de gente. Los preparativos para la fiestita de primer cumpleaños estaban a punto, teníamos cotillón, una torta divina con una coneja, souvenires, el quincho tenía las guirnaldas colgadas y hasta habíamos pedido permiso en el trabajo. Es que claro, era el primer añito.
Pero no, Ailén tuvo que pasar su primer cumpleaños en terapia intensiva infantil.
Imaginen el panorama.

Imaginaron?

Bueno a eso sumenle una abuela cancerbera como mi madre, que me miraba con cara de mala-madre-esto-es-tu-culpa y no me daba ni una sola palabra de ánimo. La culpa me tironeaba por un lado y la angustia de ver a mi reinita en la carpita de oxígeno, sedada y pinchada me tironeaba por el otro.
Ailén estuvo así dos días y en dos días más se terminó de recuperar. Y entonces sí, el festejo fue hermoso, aunque las guirnaldas ya estuvieran ajadas, aunque la torta estuviera dura, aunque los souvenirs dijeran 9/9, aunque las maracas y las serpentinas me llenaran los ojos de lágrimas, aunque la abuela (mi madre) me siguiera mirando sin decirme nada.
Y qué tiene que ver? Que cuando pude ponerme de vuelta frente a Internet una de las primeras palabras que puse en el buscador fue “broncoespasmo”. Leía todo lo que encontraba, páginas médicas, páginas de laboratorios, páginas en inglés, páginas en castellano, páginas en italiano(!). Y por esas casualidades de la vida encontré un foro, donde uno de los hilos era de una mamá que hablaba del broncoespasmo de su hijo, y de la angustia del hospital y de la lucha con las enfermeras y de la culpa que sentía y de los medicamentos que le habían dado. Y muchas otras mamás y papás seguían ese hilo, contaban sus propias experiencias y sus propios temores.
De golpe no me sentí tan sola, sentí que aunque no los conociera y aunque nunca fuera a tener contacto con esas personas ellos me acompañaban y me entendían.
Otros eran como yo. Yo era como otros.
Muchos pasan la vida buscando diferenciarse del resto de la humanidad. Yo no. Yo busco esos cachitos de las personas que me hacen igual a la mayoría, que me confirman que soy humana. Muy humana. Que mis sentimientos, mis creencias, mis pensamientos, mis miedos, mis broncas no son de otro planeta (y de ahí viene el origen de mi nick de siempre: marxxiana).
Y estoy casi segura que alguno que otro de esos navegantes que cae acá de casualidad, se encuentra con eso. Con que no es un ser de otro planeta, con que no está solito con sus sentimientos, con que alguien más por ahí sufre, ríe, baila, grita, estornuda y tropieza casi casi como él.

Para eso mantengo este blog como público y no me limito a dejarlo en word.
Para mostrale mi inconsciente al mundo y de paso hacerle compañía a un desconocido.
Lo demás, blah.

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