martes, 30 de marzo de 2004

ciclos

Estuve leyendo algunas cosas viejas mías. Cosas que escribía allá lejos y hace tiempo. Y me di cuenta que me siguen torturando casi las mismas miserias, los mismos miedos, los mismos dolores.
Algunos de los papeles que escribía con letra chiquitísima y que escondía para que nadie viera (para que nadie me reclamara más tarde por sentirme así, como si fuera algo que yo pudiera controlar voluntariamente), parecían sacados de mi cabeza o de mi corazón hacía apenas minutos.
Cuántas veces en esos papeles me planteaba la necesidad de "cambiar", de imponer mi voluntad a mi destino, de manejar yo misma mi existencia y no dejar que el mar me lleve por los caminos de sus corrientes caprichosas. Supongo que eso no debe ser un buen síntoma. No debe ser nada bueno que la vida de uno se repita en círculos. Por que si fueran espirales como a veces me parece, uno por lo menos avanzaría, lentamente, muy lentamente, pasando por los mismos paisajes repetidos pero siempre un poco más afuera (o más cerca, dependiendo del sentido en que caminemos) del centro. En cambio yo me siento como esos caballos de los pisaderos, círculos eternos que me hacen caer siempre en los mismos lugares, que me dan la falsa ilusión de perseguir una zanahoria que nunca llegaré a alcanzar y que siempre está un par de pasos más adelante.

No sé.
A lo mejor no me alcanza con esto de "extirparme los dolores" por medio de las letras. A lo mejor no es sólo otro período más de cuervos negros, con necesidad de vomitar fragmentos de espejos enmohecidos. A lo mejor no me alcanza con pretender ser Sylvia Plath o Alejandra Pizarnik y envolver la locura y el miedo a vivir en metáforas floridas y en construcciones semánticas elaboradas.
A lo mejor no alcanza con esto.
No sé.

domingo, 28 de marzo de 2004

52 St. Big Band

Anoche fuimos a ver una banda local que se llama 52 St. Big Band. Eran 15, de los cuales 11 tocaban vientos (trompetas, saxos de todos los tamaños, trombones, clarinetes). El estilo era swing, y se despacharon con varios clásicos. En la sala eramos no más de 100 personas, que en un teatro de 450 butacas es bien poco. Pero igual la banda se despachó con gusto.
Como no teníamos con quien dejar a los chicos, los llevamos con nosotros. Ailén se la pasó moviendo los pies y bailando sentada en su butaca todo el espectáculo. Lihuel al prinicipio movía la manito siguiendo el ritmo, pero después se aburrió, se hizo un ovillo y se durmió.
Los detalles:cuatro señores solos que promediaban los 65 años. Se movían y sonreían y disfrutaban de la música con una impunidad total. Había uno que si se le hubiera presentado la oportunidad, sacaba a bailar a alguien. El otro detalle, la versión del tema de la Pantera Rosa. Un placer vea, si alguien no movió aunque sea un dedo con ese tema, es porque estaba muerto.
Linda linda la salida.

viernes, 26 de marzo de 2004

friday five

A falta de inspiración y porque me gustaron las preguntas, vuelven las 5 del viernes (del viernes pasado)

1) ?Qué querías ser cuando eras pequeño?
Maestra o bióloga marina
2) ?Tenías clara tu vocación en la adolescencia?
No, de hecho cuando terminé la secundaria me fui de mi casa (Punta alta, sur de la pcia de Buenos Aires) a Rosario (provinicia de Santa Fé) para vivir en casa de mi tía y estudiar Psicología. aguanté un año y me volví. Mis viejos insistieron con alguna carrera universitaria y me metí en Bioquímica. Hice tres años de carrera en cuatro cronológicos. Me gustaba pero nunca tanto como para aplanarme el traste estudiando, tenía notas medianamente decorosas pero yo recuerdo ahora esos años como los años del "mientras espero". Como si en aquella época pensara inconcientemente: "mientras espero encontrar mi camino verdadero, sigo acá". Después me casé y me fui con Silvio, dos años a Viedma y después a Tandil. En Tandil para no seguir mirando la pared, me anoté en un magisterio (a ver qué onda) y fue un golpe en la cabeza: ESO era lo que buscaba. Cuando me recibí trabajé en una privada y tratando de aprovechar lo que me había dejado la universidad y la bioquímica, encaré el profesorado de Biología.
3) ?Has conseguido dedicarte a lo que querías??Estás en ello??Lo dejas para más adelante??Crees que lo conseguirás?
SÍ! ahora estoy con una sonrisota ASÍ, peleando y protestando contra el sistema, pero por fin dedicándome a lo que quería desde que era así de chiquitita.
4) ?Hay algún oficio o trabajo que te negarías en redondo a desempeñar??Por qué?
Llegado el caso y la necesidad, no me negaría a NADA. Si todavía tengo aire y puedo elegir, no sería nuncajamásdelosjamases traductora de ningún idioma, fundamentalmente porque no me podría resistir a adormar las frases que tengo que traducir literalmente ocn cositas de mi propia cosecha, y tampoco podría estar en una conversación sin tratar de meter mi patira para opinar también.
5) ?Cuál es el oficio/trabajo más original o raro que conoces?
En Paleontología existe una pequeña rama de científicos que se dedican a estudiar coprolitos, buscando evidencias y rastros de la dieta seguida por organismos prehistóricos. Eh? Ah, sí. Coprolitos son materias fecales fosilizadas, caquitas muymuymuy antiguas que cualquiera de nosotros patearía como una piedrita más. No se si es original, porque en cualquier laboratorio de análisis clinicos se hacen estudios de materia fecal, pero andar revolviendo caca vieja, ejem, en fin...

jueves, 25 de marzo de 2004

la que murmura a mi oído

Había una vez una bruja que se apersonó al planeta y se instaló muy cómoda en el hombro izquierdo de una señora treintona.
Le decía cositas al oído, cositas como: "guarda con esta mina que te saluda sonriendo pero después te roba las planificaciones" o a veces "por qué no te bañas temprano que a lo mejor hoy hay milonga?" y hasta llegó a decirle "ojo con este verdulero que te pone las peras podridas mezcladas con las buenas".
La señora trientona no le daba mucha bola, por eso de seguir sintiéndose dueña de sus actos, pero las evidencias de los poderes verdaderos de esta bruja se sumaban día a día.
Pero todo cambió una madrugada a comienzos de marzo.
La tarde anterior había tenido un sol radiante y la señora treintona lavó los acolchados de los chicos. No, no lavo a los chicos que son rellenitos, lavó eso gordito y lleno de guata que se pone encima de las camas. Por la noche, antes de dormir, la señora salió al patio, miró el cielo y tocó la tela. "Hmmm, todavía está mojada; bue, los dejo colgados, total hay estrellas...". La bruja que estaba un poco amodorrada saltó a los gritos en su hombro izquierdo: "no, no, no, esta noche va a llover!" La señora treintona se hizo la sorda y arrastró sus pantuflas para la casa. La bruja le tiró de las orejas y casi se cae por insistir "sacá esos acolchados de ahí que esta noche va a llover!"
Nunca corrí, perdón ejem, nunca corrió tanto esta señora treintona como esa noche a las tres de la madrugada cuando el golpe duro de las gotas contra el techo le confirmaron que esa bruja que ahora la miraba con una semisonrisa socarrona desde su hombro izquierdo, una vez más, había tenido razón.
La señora treintona en la actualidad sigue bastante fielmente los consejos de esa brujita que vive en su hombro izquierdo. Y aunque sigue igual de torpe e inocente, por lo menos ya sabe con mayor seguridad cuando ponerse ESE perfume especial y cuando depilarse.

lunes, 22 de marzo de 2004

30 días

UN MES! bue, casi
Qué barbaridad, qué abandonado tengo este rancho.

Detalles de la ausencia:
1
La obra de remodelación/ampliación de la casa sigue avanzando, y con la obra avanzan el polvillo, el pegote de cal y cemento en las zapatillas, las preguntas al arquitecto, los ruidos y golpes, las recorridas eternas buscando los mejores precios en pisos, ladrillos, ladrillones y cerámicos, sanitarios, grifería, maderas, hierro torsionado y muchas otras cosas que ni siquiera tenía idea que existieran.
2
El comienzo de clases, de las clases de Ailén (2ºEGB; inglés; natación y guitarra), de las clases de Lihuel (jardín sala de 4, gimnasia) y de las clases de Mariana (sigo con mi 9ºEGB y ahora incorporé dos 7ºEGB, además del curso de violencia familiar y las imperdibles clases de natación).
3
Algunos memoriosos recordarán que el año pasado tuve que formatear el disco C. Después de ese incidente me acostumbré a resguardar mis archivos una vez cada quince días. Menos mal, porque mi computadora después de la mudanza al galpón se ofendió terriblemente, creyó que la descartábamos por obsoleta, cayó en un pozo depresivo y se suicidó.
Sep, así como lo oyen: un día fui muy inocentemente a prenderla para seguir armando mis planificaciones (tarea docente divertidíiiiiiiisima por cierto) y no arrancaba. Las lucecitas parapadearon un segundo y después...........................silencio...........................nada de nada...........................excepto por... "Ché Silvio, qué es ese olor raro?" Desde el patio vino Silvio arrastrando las ojotas y diciendo "hmmmmmmm?" "Ese olor, qué es ese olor?" "No, no, NO!!, apagá la zapatilla, la zapatilla!!!" Yo como estaba de sandalias (hacía muuuucho calor ese día) no entendí de qué zapatilla me hablaba.
End of the story: Se quemó. Todavía no entendí muy bien qué, pero el diagnóstico que dieron entre Silvio y mi cuñado fue terminante: "se quemó". Y las fotos? Y los mp3 que no había copiado? Y los jueguitos esos que son del año del ñaupa? y el banner? Kaput.
Silvio tardó 10 días en conseguir todo para armar otra máquina, configurarla similar a la que teníamos (similar no es lo mismo, en serio, en la ropa por ahí uno zafa, pero en otras cosas, créanme, similar no es lo mismo) y dejarla a punto para trabajar.
4
Tener la máquina en el galpón hace que uno piense varias veces en la necesidad de ir a prenderla y conectarse a Internet. Creo que fue la cura desintoxicante más simple de mi vida, hasta estoy pensando en sacar la heladera y la alacena y llevarmelas al galpón, para así poder adelgazar de una bendita vez ;). Se nota que como no tengo cerca el objeto de mi tentación, es como si dejara de existir. Las pocas veces que me he conectado ha sido por verdadera necesidad de información o por mandar y bajar mails. He leído algunos pocos blogs, pero no hice un círculo taaaaaan desmedidamente amplio como otras veces. Me limité a leer los que más más más me gustan, aunque tampoco he dejado comentarios.
5
En este tiempo desinformatizada retomé la costumbre del papel y la bic azul. Y me han germinado unos porotos felices que me gustan mucho. Y también me gané varias siestas leyendo, pero no letras en una pantalla, sino libros-objetos. Y pude disfrutar otra vez del sillón ese que tiene el hueco justo de mi traste y del sol en la ventana mientras mi hijo juega a los piratas con un parche de cartulina y una espada que armamos con los dedos llenos de plasticola blanca.

Saben una cosa? Durante mi ausencia los extrañé, mucho muchomucho. Pero no tanto como yo hubiera creido.