jueves, 24 de junio de 2004

laringitis

Generalemente me agarro un par de laringitis al año.
La molestia, el ardor, el picor y todo eso es horripilante.
Pero mientras me dura tengo una voz toda así, gravosa, aspera, que deliberadamente me encargo de usar lentamente.
Es como si me pusiera un voz ajena, una voz sexy que me da permiso de decir barbaridades en el oído de Silvio y de insultar con la boca bien abierta a los colectiveros que me encierran en la avenida.
No sé, me gusta. De golpe por un par de días me siento Adriana Varela.

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