Vuelvo vencido a la casita de mis viejos,
cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria,
mis veinte abriles me llevaron lejos...
locuras juveniles, la falta de consejo.
Hay en la casa un hondo y cruel silencio huraño,
y al golpear, como un extraño,
me recibe el viejo criado...
Habré cambiado totalmente, que el anciano por la voz
tan sólo me reconoció.
La casita de mis viejos
Cobián y Cadícamo (1932)
Ya no podíamos seguir viviendo como los Ingalls, todos amontonados en una sola habitación. El frío se hace insoportable y para ir al baño hay que abrigarse más que para ir al patio.
Tons qué hicimos? Nos mudamos, siguiendo con el Ingalls's style, pero a la casa de mis viejos. Y ahí estamos, intentando convivir de prestado, aguantando porque nos están haciendo un favor, cerrando la boca para no contestar, apretando los dientes hasta la bursitis y soñando con ratas desde hace dos noches.
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