jueves, 18 de octubre de 2012

plan B


Hay días en los que me doy cuenta que no está bien estar así, que no es normal estar adormecida todo el tiempo. Porque aunque sea cómodo no es placentero. Para nada. Pero sigo en la misma y no encuentro esa fuerza que venza la inercia, esa energía que ponga los engranajes en movimiento para provocar un cambio real y constante.
 
Muy  pocos estímulos pasan a través de estas capas acumuladas de resistencia y dureza antigolpes y me hacen acordar que estaba bueno estar en contacto con la gente: recibir un mail con palabras lindas diciendo que extrañan tomar mate conmigo, o aflojar por un rato y descubrir que un beso puede decir muchas más cosas que mil cartas, o recibir un llamado telefónico porque sí preguntando cómo estoy y esperando una respuesta real. Y entonces me encierro en la ducha a llorar hasta quedarme sin aliento y a pensar estrategias que me permitan reencontrarme con esa que fui y que me gustaba tanto. 

Pero a lo mejor no tengo que buscar a una que fui sino que tengo que encontrar una nueva *yo* que tenga las buenas cualidades que yo se quedaron escondidas bajo toneladas de mugre propia y ajena y que sepa decir que no cuando corresponda y que sea amable y que sea cuidadosa de su persona y que sepa que de sus fragilidades vienen sus fortalezas y que aprenda que a veces hay que retroceder para tomar impulso y que entienda que la soledad a veces está buena pero todo el tiempo te come el alma y que mire alrededor y que hay gente cerca que vale la pena y que encuentre la forma de transformar una herida en una cicatriz y que finalmente encuentre el perdón o el olvido y que …

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