jueves, 24 de febrero de 2005

siesta

Mi piel caliente y húmeda después de la ducha.
El ventilador de techo moviendo disimuladamente el aire de la habitación.
La persiana semibaja dejando pasar un resplandor naranja de la calle.
Las sábanas fresquitas.

Sólo faltabas vos para que la siesta fuera perfecta.

No hay comentarios.: