domingo, 15 de mayo de 2005

monstruos

Los monstruos se hacen con paciencia, con trabajo.
A los monstruos se les dedica tiempo, esfuerzo.
Esto en que se han convertido hoy es el resultado de horas y horas de palabras dichas, de palabras no dichas, de gestos, de miradas.
Como cuando una pierna se gangrena. Empieza con una pequeña herida que de a poco se infecta y se propaga. Hasta ampollar todo y reventar con ese olor nauseabundo de la carne muerta. Muerta aunque se siga con vida, muerta aunque ya no duela.
Una pierna gangrenada se corta y se trata de seguir adelante, a los saltitos, con muletas, en silla de ruedas.

Un alma gangrenada por dónde se amputa?

Qué se hace con eso que ya se pudrió? Cómo saber si abajo de todo ese pus y esa sangre coagulada todavía existe algún pequeño núcleo de alma sana?
Vale la pena el intento,
vale la pena el esfuerzo,
valen estas lágrimas que riegan hoy el suelo.
Valen,
sirven,
cambian,
sanan,
curan,
limpian.

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