durante el viaje, mientras iba en el colectivo paramos en un semáforo y quedamos casi al lado de un auto. creo que era un peugeot 504 o algo así. nada extravagante, simple pero entero y limpio. un hombre al volante, una nena de unos 8 años en el asiento del acompañante, una de unos 12 años atrás y al lado de ella una señora con un varón de unos 3 años a upa, que cantaba (creo) y gesticulaba. la mujer hacía que el nenito aplaudiera a su ritmo y todos dentro del auto sonreían. la nena más grande cruzó su mirada conmigo, me descubrió espiando y su sonrisa se hizo más grandota, como diciendo "mirá qué linda mi familia". yo le devolví la sonrisa pensando "no sabés cómo te envidio".
qué cantarían? de qué reirían?
a dónde iban tan temprano y tan contentos?
por qué tanta energía contenida ahí adentro?
por qué tanta energía contenida ACA adentro?
y entonces me dí cuenta:
la envidia verde fosforescente que me germinó no fue por algo que no tengo ahora,
sino por algo que no tuve antes y que a esta altura ya no voy a tener.
porque no envidio a la mamá cantante y sonriente,
envidio a esa nena de 12 años,
sonriente y orgullosa de pertenecer a ese auto.
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