martes, 31 de agosto de 2010

estás igual

compliladito de momentos madurados y digeridos diez días después de un reencuentro de compañeros de la escuela en casa:
  1. ansiedad antes que llegaran y disfrute cuando ya estaban ahí
  2. reír a carcajadas de tonterías viejas (sabés lo que es este papelito doblado?)
  3. rearmar las escalas de locura a lo largo de la tarde-noche (igual ya sabemos quién se lleva el primer puesto por afano,no?)
  4. rescatar instantes, gestos, palabras que ayudan a seguir creciendo.
  5. seguir haciendo bromas (la cerveza helada que explotó con el cariño que le dieron) y que se nos salten las lágrimas de risa.
  6. extrañar a los que no fueron pero sentir que su energía igual estaba presente.
  7. escuchar historias con atención y sorprendernos de fortalezas y fragilidades ajenas que no conocíamos.
  8. recordar anécdotas puntuales y seguir riéndonos como hace 24 años.
  9. la tarta de coco y dulce de leche (¡!)
  10. una llamada telefónica que convenció a un ausente para que se hiciera presente.
  11. hablar del pasado sin rencor y sin nostalgia, reconciliados y en paz.
  12. mirar alrededor y pensar: “esta gente también ayudó a que yo sea quien soy”
  13. los tres termos de mate de madrugada y la charla que los acompañó (verbalizar el pasado con naturalidad porque ahí no se esconden demonios que exorcizar).
  14. ver fotos viejas y reencontrarnos con esos que fuimos.
  15. tomar conciencia de lo nutritivos que son los mínimos instantes que compartimos con la gente.
  16. tener la sensación de que salió todo tan lindo, tan natural y encontrar que los demás también lo percibieron así.
mi ex-compañeros no tienen nada de ex y son unamanga de estúpidos, me hicieron moquear con las cosas cálidas y lindas que comentaron

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