Otra vez estoy pasando por una de esas etapas en las que me miro y me detesto.
Escucho lo que me dicen pero es como si mi cabeza estuviera metida dentro del agua.
Vacía por dentro aunque por fuera tenga una multitud de abrazos.
Es la misma sensación de una anestesia, el cuerpo ajeno, los reflejos lentos, la sonrisa estúpida.
Menos mal que a esta altura ya se que esto también va a pasar. Que esto también va a calmar. Que esto también va a diluirse en el tiempo.
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