viernes, 24 de julio de 2009

frío en la nariz

Fijate hasta qué punto ando al revés de la gente que en lugar de suspirar esperando la primavera, a mí los días de mucho-muchísimo frío me encantan.

Pero, nada de quedarme adentro mirando todo por la ventana con una tazá de té en la mano.
Ah, no no no.

Vestirme de cebolla con camiseta, polera, camisa, pulover gordito, medias altas, botas, pantalón de corderoy, bufanda, camperón, guantes y si estoy muy loca hasta te diría que gorro de lana también.

Y música. Ah si si si.

Música que se adapte a mi ritmo un poco espasmódico de caminar. El sol en la vereda es un plus, una yapa que si está hace que la sonrisa se extienda 20 milímetros a cada lado.

Es que a mí en realidad, no hay invierno que me detenga.

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