Entre medio del caos que puede significar ordenar de arriba a abajo y de izquierda a derecha una casa mucho más grande de lo que creía con casi 45°C de sensación térmica, encontré entre otros tesoros unos retazos de papel de regalo que eran demasiado chicos para envolver nada importante pero demasiado lindos para tirarlos a la basura.
Los dejé momentáneamente olvidados
Las grullas particularmente me tienen cautivada, y no se si será porque tengo la cabeza llena de pajaritos o si será que hay deseos de libertad atrapados entre los pliegues del papel. Como sea, aquí te mando tres para empezar a sumar. Sumar? Sí, sumar, porque cuenta la leyenda que si coseguis plegar mil (1000!) se te garantiza un deseo. Mi deso (y el de muchos alrededor tuyo) era que vos llegaras y como parece que ya se cumplió, entonces voy a tener que completar las 997 que me faltan. A medida que las vaya plegando te las voy a ir mandando, sólo espero que tu mamá no enloquezca pateando grullitas por todos los rincones.
Portate bien y no hagas lío. Besos de tu tía eMe.
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