miércoles, 25 de febrero de 2004

de docentes y otras yerbas escolares

El primero que me hizo mover en la silla un poco incómoda fue Paul con sus posts acerca de la educación, sobre todo porque lo focalizaba desde la enseñanaza de las ciencias (que es mi tema), pero en aquel momento tenía la cabeza demasiado fría como para intentar dejarle algún comentario coherente. Después en varios foros docentes se armaron discusiones movidas acerca de incumbencias de títulos, cambios en el estatuto y alborotamiento de módulos en polimodal. La semana pasada durante el reencuentro con los colegas en la escuela el bichito argumentativo empezó a ponerse realmente interesante. Y el domingo con el anuncio de la suspensión de actos públicos para titularizaciones, la continuidad de provisionalidades y suplencias, sumado a la posible reforma del estatuto del docente me terminó de estallar la térmica.

Esto no es de ninguna manera una justificación pero a veces para los que no son docentes es difícil entender las complicaciones y tironeos a los que está sometido el maestro o el profesor:
--> Los cambios constantes que te hacen en el discurso los que están arriba;
--> la falta de respaldo real y honesto de los gremios que tendrían que defender nuestros derechos;
--> el tener que acomodarte de acuerdo al humor de tu director al punto de tener que formatear planillas completas porque "acá hacemos todo en arial, no en times new roman y además dejamos sangría de 1,5 y no de 1" (juro que es real);
--> la ausencia conciente de los padres que te dejan a los pibes en la puerta el primer día de clases y vienen a buscar el certificado de cursada el último día, como si la escuela fuera un enorme depósito o guardería;
--> la violencia latente que existe en todos lados pero que se respira en casi todas las aulas sin importar a qué sector social pertenezcan los chicos;
--> los "cuchillos pedagógicos" que te tiran los más veteranos que están descreídos y amargados de todo;
--> las trabas burocráticas que encontrás cuando resulta que después de pagar cerca de $500 por hacer un curso de perfeccionamiento acerca de la mediación escolar o la prevención de adicciones no te aparece el puntaje prometido, mientras que a tu compañera que hizo gratis un curso acerca de las bondades de la rúcula en la dieta de la portera recibe tanto puntaje como si hubiera hecho un master en la unviersidad devayaunoasaberdonde;
--> la incoherencia que existe en muchas medidas que te caen siempre desde un escalón más arriba (que las evaluaciones así, que los planes de clase asá, que la disciplina así, que la tolerancia asá) y que vos tratás de acomodar lo mejor posible a tus propias y personales convicciones (en caso que las tengas);
--> la falta de preparación y de apoyo para prepararte que tienen los docentes en muchas areas que según el título no necesitan saber pero que al final terminan aprendiendo a los golpes (desde trabajar en aulas integradas con chicos con dificultades visuales y/o auditivas, conocer qué se debe hacer y que se puede hacer cuando encontrás un alumno con signos de violencia familiar, manejar situaciones que limitan en lo delictivo y hasta saber entender que si en una escuela con comedor los últimos quince minutos no te dan ni cinco de bola es porque la escuela está impregnada del olorcito de la comida lista y ellos tienen HAMBRE);
--> la permanente competencia despiadada que se plantea con gente que hasta unos años antes era tu compañero de estudios y tu hermano en las crisis de examenes, donde por cuatro módulos ($125,00 para un profe sin antigüedad) son capaces de buscar tu prontuario en la policía.

Todo esto (que no es todo) te provocan primero desconcierto: sos un recién recibido, con tinta fresca en el diploma, durante la carrera nadie te instruyó que hay algo que se llama "estatuto del docente" y que pauta muy bien todas las obligaciones y derechos que tiene un docente. Y como el sistema educativo es el súmun de la burocracia, aunque te estés muriendo si no tenés el papel que corresponde (lenado por triplicado) no podés llamar a la ambulancia.
Después te da una sencación de estar abandonado a tu suerte en una isla desierta: nadie se hace cargo, todo lo dan por obvio y sos un suertudo de novela si encontrás a alguien con ganas de sentarse tooooooda una tarde de sábado a explicarte con pelos y señales las vueltas y más vueltas administrativas. Y a eso sumale que tenés que estar en buenas relaciones con las porteras, porque ellas manejan todo el submundo de los correveydile y saben a quién hay que darle bola, a quién hay que tener de amigo y a quién más vale no contrariar.
Y finalmente podés caer en un resbaladizo "ma' sí" que te lleva de cabeza a uno de dos pozos:
--> en uno mandas todo al carajo y te dedicás a hacer lo menos posible y a eximir a todos sin preguntar para así evitarte dolores de cabeza (no, dolores de conciencia no, si total para esta altura ya sos inconciente a todo lo que no sea el depósito de tu sueldo y del bendito incentivo)
--> en otro mandás todo al carajo pero te dedicás a hacer, a escribir, a armar proyectos locos aunque todos te pongan cara fea, a perseguir a la de lengua para que el texto informativo lo trabaje en conjunto con vos, a averiguarte el teléfono de la de plástica para ver cómo se puede armar una maqueta del ADN, a tener dolores de cabeza y gastritis buscando que de alguna manera misteriosa la cabeza de los alumnos haga CRACK, piensen y aprendan.

Sí, ya sé, seguramente abundan más los profes y maestros del primer tipo, aunque también hay muchos híbridos entre los dos casos (gente que se preocupa y trata aunque no le den el lugar, o gente que no se calienta pero por lo menos le da culpa). Pero bueno, los del segundo tipo (los "quijotes" los llama una colega) también existen, se diluyen un poco en la marea de las escuelas, pero existen. Son como las pulgas: no van a poder parar la locomotara pero van a llenar de ronchas al maquinista.

Lo malo es que hay que rezar para que a nuestros hijos le toquen un buen porcentaje de estos profes y maestros.

1 comentario:

Zeltia dijo...

Bueno... yo acabo de empezar un blog xq creía q todo el boludeo q me tengo q bancar en el profesorado era más q suficiente. Ahora resulta q leyendo este post estoy más deprimida q nunca (no, mentira).
Creo q el 99% de los docentes q conozco estarían de acuerdo con vos.
Por mi parte te cuento q a esta altura tengo dos temores:
1) no lograr q la cabeza mis futuros alumnos haga CRACK;
2) caer en el primero de los pozos y q todo, todo me importe una mierda.