lunes, 29 de noviembre de 2004

casa-miento


niños
subido por marxxiana.
Mi cuñada menor N. finalmente se casó. Y eso que a mí­ el séptimo ojo de bruja me ronroneaba negativamente.
Qué querés que te diga...
El punto más destacado de la boda fue que mi suegra se reencontró con sus tres hermanas, con lo cual el eje de la conversación estuvo un poco corrido de los protagonistas. El resto fue bastante olvidable, desde la cena (fea, fria y lenta) hasta la música (aburrida, con muchos graves y poco bailable).
N. Estaba muy linda, pero en fin, qué novia no está linda el dí­a de su boda con tanta producción a su alrededor. No sé. Algo no me termina de cerrar la cuadratura del cí­rculo.
Lo que más me divirtió fue ver el peinado de M., mi otra cuñada. Hací­a una semana quevení­a hinchando con el turno a la peluquíría, el dí­a anterior se hizo no se qué menjunje en el bocho y estuvo con unos rulerotes horrorosos duarante todo el sábado (dí­a en que se hizo un almuerzo con toda la parentela mendocina recienllegada). La cuestión es que en la iglesia la miro y no lo puedo creer. Tení­a el pelo como si recién se hubiera pasado el cepillo por el pelo sucio. Sí! Daba el aspecto de sucio y mal peinado. Como sería que hasta Silvio se dio cuenta. En fin, hueca fuiste hueca serás. (sí ya se que es un comentario con mucha carga de hijoputez, pero en fin...)
Los que estaban diviiiiiiiiiiiiiiiinos (perdón por las babas) eran mis hijos. Ailén con su conjunto tres piezas broderie con el pupo al aire y peinadita por las primas-tí­as que jugaron a las muñecas. Lihuel era un tipo muy serio con camisa corbata y chaleco, lástima que a la salida de la iglesia corriendo en las escalinatas se tropezo y se hizo pelota las rodillas.
Yo estuve muy contenta con mi conjuntito estilo coreano y mis zapatitos celestitos y picudos. Además, me corté el pelo. Bah, en realidad esta vuelta se lo dejé a la peluquera, pero sí­ me achuré lindo. Ahora esta corto por encima de los hombros, con un jopo largo sobre mi derecha y un rulo largo que pedí­ expresamente dejara intacto.
Y así­ fue la fiesta.
O yo estoy más cí­nica y descreída de estos rituales o de verdd a esta boda le falto algo de piripipi...

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