viernes, 3 de marzo de 2006

honda civic

Siempre me gustaron los autos. Y las carreras de autos. Y algunos pilotos de autos (ah, no, eso no tiene nada que ver con el tema)
Supongo que el ser hija única con muchos primos varones, casi todos más grandes que yo, hizo que desde chica me interesaran más ciertos temas y aficiones de las tradicionalmente "masculinas" que las muñecas, las ollitas y demás.
Y eso en mi familia se traduce en "fierros". Digamos que la rama peneana de la familia no es muy futbolera pero si muy pistera. Y ahí iba Mariana, para horror de mi madre, a upa de papá a ver las carreras al autódromo o con los primos a ver las noches de speedway en el club Rosario o en Sporting, o acompañada del tío Negro, que siempre me compraba unos choripanes riquísimos con coca, a ver los midgets a Bahía. y después cuando volvía a mi casa me la pasaba jugando en la bici, haciendo ruidos de motores con la boca, tratando de imitar la sensación de mosquitas en el pecho que me dejaban las motos cuando pasaban frente a la tribuna después de la curva.
De más está decir que yo de motores en sí no entiendo nada, pero NADA. Sé que tienen un agujerito por donde les entra la nafta y basta. No me hablés de válvulas ni de árbol de levas ni de pistones ni de ninguna de esas cosas complicadísimas que tienen los autos o las motos.
Lo mío pasa más por lo auditivo. El ruido de los motores y las aceleradas y demás me trae recuerdos buenísimos de noches de verano viendo las motos o de domingos fríos al sol esperando que pasaran los autos del turismo nacional.
Y por esa misma cualidad automotor-auditiva es que ESTE aviso del Honda Civic me gustó tanto: This is what a honda feels like

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