El otro día me tocó llenar la heladera que estaba muerta de frío y las alacenas que tenían polillas. obvio, como de costumbre, la cola en la caja era la más lenta de todas así que tuve tiempo de mirar la fauna a mi alrededor.
Es divertido ejecutar eso de adivinar historias atrás de un carrito de supermercado. Aquel vive solo y sobrevive a base de arroces precocidos con salsa y fiambres. Esa está a dieta feroz por eso tiene tantas gelatinas light y tanta galleta de arroz, ah, pero piensa romperla con un pote de crema (momento! a lo mejor no es para la dieta, hmmmmm...). Esos cuatro van a la universidad y hoy tienen la previa al boliche, 12 cervezas, 1 coca, 3 fernet y una bolsa gigante de papas fritas (no seran muchas papas?). Aquel par mañana le festejan el cumpleaños a alguien y se acordaron a último momento: tres bizcochuelos exquisita, tapitas de alfajores, cuatro potes grandes de dulce de leche, un par de pastafrolas de la panadería, salchichas y pan de panchos, mostaza y mayonesa y una cantidad absurda de chizitos, papitas y etcéteras. El señor aquel debe ser padre y marido, vino con una lista detalladísima de cosas que incluyen bultos cerrados de leche entera, zucaritas, verduras, champú plusbelle manzana, un poco de asado y una bolsa de briketas.
Estaba ahí, muy entretenida cuando pasó detrás mío una familia hablando en inglés. Mother, father, a little boy and a baby. Por su vestimenta supongo que deberían pertenecer a alguna comunidad menonita o algo así. Mi supino aburrimiento me llevó a chusmear descaradamente el contenido de su chango y a orientar mis antenas para escuchar algo de su small talk.
Sé que no voy a descubrir la pólvora ni mucho menos, pero no pude evitar sonreír con los similares y universales que pueden ser ciertos mínimos gestos más allá de cualquier diferencia cultural. Las bromas suaves entre padre e hijo, ciertas miradas entre papá y mamá, algunos ruiditos que hacía la madre para distraer al bebé, un juego entre el hermano mayor, el bebé y su chupete. Pequeños detalles que me confirman mi pertenencia al género humano. Infinitesimales situaciones que se repiten sin importar tu origen, tu edad, tu religión.
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