miércoles, 10 de diciembre de 2003

hace 20 años...
Hace 20 años yo tenía 14.
Hace 20 años estaba terminando mi segundo año de la secundaria. En primer año habíamos tenido una materia llamada "fomración moral y cívica" y en segundo la matria cambió y pasó a llamarse "instrucción cívica".
Hace 20 años algunos de mis compañeros tenían padres altamente politizados y llegaron a pelearse bastante feo porque eran "radichetas" y "peronachos". Javier tenía en la carpeta una calco ovalada con los colores de la bandera y las letras RA en negro sobre blanco. Gabriel tenía adentro de un folio una imagen muy similar al escudo nacional pero con una orla dorada al costado y una forma que yo no conocía. Antes se sentaban juntos y eran bastante compinches. Después de eso ya ni se hablaban.
Hace 20 años empecé a descubrir facetas en mis parientes que antes no había notado. Mis tíos abuelos eran casi todos radicales, gente que había vivido en el campo y del campo en la época de vacas bien gordas (estamos hablando de gente que fue jóven antes de Perón); mis tías y tíos casi todos tenían inclinaciones peronistas (estamos hablando de gente que pasó su infancia/adolescencia en pleno apogeo peronista); mis primos mayores tenían la sangre hecha polvo y el alma hecha rabia (estamos hablando de gente que ingresaba a la universidad en los años setenta); mi primo Alejandro (que tiene apenas un año menos que yo) tampocio tenía mucha idea de nada, pero por lo menos vivía en capital y LA plaza le quedaba a 7 cuadras de su departamento; mis primos menores no se enteraban de nada; y yo.
Hace 20 años yo leía y escuchaba a todos pero a mitad de camino de entender. Y terminé encontando sentido a eso que a los 9 años había escuchado de rebote la conversación de dos tías y que depués confirmé con mi primo Ale: al primo Bocha, al más grande, al más lindo, al que estudiaba para ser médico, un día se lo llevaron. Y no volvió nunca, aunque mis tíos lo buscaron, aunque mi viejo lo buscó, aunque golpearon todas las puertas posibles. Y ahí quedó la foto del Bocha colgada en el living de mi tía, en el recuerdo de los abuelos, en una nebulosa difusa que a mí se me confundía entre lo que imaginaba y lo que recordaba.

Hace 20 años, sobre todos después del '82 vivieron las canciones. Canciones que contaban cosas que yo no había vivido, cosas que ni siquiera sabía que existían. Canciones que cantabamos a los gritos poque estaban de moda y nos gustaban, y también porque tenían nuestra lengua y nuestro pasado. Y volvían algunos cantantes que mis primos mayores conocían de memoria, y lloraban mirando la tele y recordando momentos que acompañaban a esas melodías. Y a mí se me quedaron grabadas esas canciones junto a las lágrimas de ellos. Porque yo no podía largar ninguna. Qué iba a largar yo si no tenía nada con qué asociarlas.
Hace 20 años mis viejos vivían siempre tan desconfiados, siempre en el filo de la duda. Me dejaban ir a la acción católica pero que después diseccionaban todo lo que habíamos hecho-hablado-comido-tomado-visto. Me dejaban visitar a la hija del doctor ese que había estado detenido pero que de ciertas cosas no hablara. Me decían que estaba bien que organizáramos un centro de estudiantes en la escuela pero que yo mejor me mantuviera al margen. Y la sombra del Bocha que rondaba todas esas conversaciones como un fantasma. Y yo en el medio, sin saber qué hacer. Entre la mirada de reproche de mi primo Ale que cada vez se alejaba más por su camino y el miedo de mis viejos de verme transformada no sé en qué clase de revolucionaria. Como si yo alguna vez hubiera tenido pasta o ganas de ponerme una boina y salir a la vida como el Che. Si ni siquiera tuve nunca una camiseta o un póster de él.
Hace 20 años yo empezaba a armar listas y más listas para mi cumpleaños de quince, porque ya todas estábamos cumpliendo los qunce y todas queríamos la fiesta con vals y torta y baile y reservados. Qué época la de los reservados. Porque hace 20 años yo también me empezaba a enamorar. De quién? de quiénes! del preceptor que a pesar de los anteojos era un bombón; de F. mi compañero de clase con el que siempre me peleaba; del bonito de quinto año que tenía unos ojos azules así de grandes; del colorado de la chaqueta militar que venía a inglés; del primo alto de M.; del chico ese amigo de los amigos de mis viejos que tenía una cicatriz de una quemadura; y de H2O: un chico "grande", uno de cuarto año, uno que después con esa remera de cuello volcado y flores enormes me apreté en casa de F. aunque su lengua demasiado grande para mi boca me ahogara y me asqueara.
Hace 20 años. En la época en que creía ciegamente en el futuro y en la posibilidad de cambiar la vida. En la época en que me empezaba a despertar del sueño dorado de una niñez entre algodones a esta realidad gris, fría y que no te espera.
Hace 20 años.
Hace apenitas 20 años...


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