Ando con las manos llenas de tags y de imagenes modificadas, con los pies sucios de silencio y la panza llena de ese aire azul que queda encerrado entre los árboles.. Tengo ideas que me llenan de viento la cabeza mientras estoy al sol pero que huyen espantadas frente al monitor.
En un cuaderno arrugado y con los bordes manchados de bronceador estoy escribiendo palabras sueltas. Duerme abajo de mi reposera y cada vez que me asalta alguna levanto mi cazamariposas camuflado en bic azul trazo grueso y la estampo entre los renglones.
Por alguna misteriosa razón el ventilador ahora no hace ruido de avión, y el aire que sopla me hace mimitos en el pelo. El silencio de la siesta no me importa, ahora tengo horas y horas de música gracias a este regalo atrasado de Navidad (o será adelanto de cumpleaños?). No sé.
Igual prefiero sacárme los auriculares al sol. Para poder escuchar a mi piel crujir. Para poder escuchar las risas ajenas. Para poder sentir el ruido del agua abrazando los cuerpos. Para eso no necesito MP3 ni playlist ni nada de eso. Para eso solamente me alcanza con mis orejas.
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