Me acabo de bañar y lavar la cabeza.
Y a mí qué me importa? dirá usted.
Nada le respondo, pero le quería contar que también me corté el pelo.
Se cortó el pelo? Sola? preguntará usted.
Sí, yo solita mi alma, le respondo. Puse la cabezota así para abajo, así vé? Y después agarré la tijera afilada y chácate! lo corté. Y bastante lo corté.
Me miro y me miro en el espejo, pero todavía no encuentro defectos. Es más, casi casi que me gusta.
Aaaaaaah! Qué placer esto de ser peluquero-independiente...
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