lunes, 2 de julio de 2007

salto de borda

cuando estaba haciendo el curso de buceo, uno de los ejercicios que teníamos que cumplir era saltar desde una plataforma de cuatro metros de altura, con aletas (las patas de rana), sosteniendo la luneta con una mano, abrazándonos el pecho con la otra (los varones sosteniendo el bolerío), bien derechitos y duros, tratando de salpicar lo menos posible.
algunos tenían vértigo, otros bastante miedo, otros saltaban corriendo y a los gritos, otros aprovechaban y se tiraban unos bombazos espectaculares y otros trataban de concentrarse bastante para saltar (adivinen en qué grupo entraba yo...)
en lo único que coincidíamos mientras comentábamos cómo nos había ido con el salto de borda, era en esa sensación de vacío en la panza justojusto antes de saltar. como si de golpe el estómago se te pegara a las vértebras, como si por un pendejésimo segundo todo el universo se detuviera, como si el aire se hubiera vuelto más frío, como si... todos tratábamos de encontrar un como-si que nos permitiera explicar mejor eso que nos atenazaba la garganta justo antes de despegar los dos piecitos de la plataforma...
hoy yo me encontré al revés, comparando mis sentimientos y mi percepción corporal de un hecho que me ocurrió con eso que me pasaba en el instante previo al salto de borda, y entendí mejor eso del "no hay vuelta atrás". y aunque la angustia de saltar desde tan alto sea grande, no estoy saltando al vacío , estoy saltando desde esta altura para entrar al agua.
lo bueno (y no tengo que olvidarlo) es que mal o bien, más derecho o más torcido, igual tenés el agua que te va a recibir, azul, llena de burbujas, envolvente.

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