imprimí las tres fotos de las tres últimas cenas con el grupo de trabajo.
tenía que.
no podía ser que en la taquilla del mate y de las carpetas nos miraran las truchas juveniles y lozanas de los que hoy son los veteranos junto con las caras serenas y divertidas de personas que ya no están más en la escuela. era ya intolerable que E. y su barba, que L. y sus erres arrastradas, que D. y su platinada, que yo y mi bocasucia no tuviéramos un mínimo registro de nuestro paso por la escuela.
ahora están esas tres fotos.
ahí aparecemos todos con nuestras mejores sonrisas y con nuestras más divertidas miradas, con una cantidad enorme de anécdotas diarias y con una tonelada pequeños secretos.
ahora ya podemos sentarnos y esperar que vengan las nuevas generaciones, para que ellos abran la puerta del armario verde y mientras sacan la carpeta de las planillas nos pregunten "y estos de acá, quiénes son?" y nosotros sonreiremos cómplices con E. y con L., y si te descuidás hasta con D., mientras decimos: "uh, te acordás...?"
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