Estoy en la oficina, hoy sin jefes, con poco laburo, escuchando Led Zeppelin muy, muy fuerte.
Y soy feliz, y no me importa nada, porque en una hora me pasa a buscar el Bacán y me voy al río, a tomar mate y a pasar una tarde de sol.
¿Entienden lo que les decía antes?...
Ningún velero de lujo en el Mediterráneo me haría tan feliz como jugar con algún perro ajeno mientras el sol me calienta la espalda, cebarnos unos mates con el Amor de mi vida y darnos besos antes de tomarlos.
Revolearé las zapatillas y caminaré descalza por el pasto, a la salud de quienes todavía siguen pensando que "billetera mata galán", para que me vean los que suponen que la vida funciona como un mercado tipo, para que se desorienten los que piensan que nadie que no tenga dinero vale.
A mi galán no lo mata ninguna billetera, porque lo elegí por sus valores, por su corazón, por su sabiduría intrínseca, producto de su inteligencia para convertir las experiencias en aprendizaje.
No hay billetera que mate este amor...
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