domingo, 9 de julio de 2006

día de furia

Todavía me pregunto cómo pude hacerlo.
De haberlo embocado, en este momento estaría en el hospital.
Pero la pulsión fue mucho más fuerte que la razón.
La cabeza se me empezó a nublar y sentía un hormigueo raro en el brazo. Tenía como un resorte apretado, esperando para ser liberado. Y no pensé, solamente giré la cabeza, encontré la piedra (una rodaja circular de granito) y en un solo movimiento la tomé y la tiré. Y en ese movimiento salió toda la tensión de mi cuerpo. Salió y la sentí salir, como algo viscoso, caliente, rápido, lleno de cosas feas, de miradas vacías, de palabras huecas, de gritos apagados...
Y aunque no me guste admitirlo, sí, me descargó bastante...
El mover la mano y arrojar esa piedra, así, con tanta energía, con tanto odio (?) se llevó mucha de mi bronca, mucha de mi ira, mucha de mi impotencia...
Ahora ya pasó. La tormenta se fue. El viento se calmó. Y las olas dejaron de tener esa espuma furiosa que golpea en la sudestada.
Y me pregunto: puesta en el mismo lugar y con esa piedra tan cerca de mi alcance, haría lo mismo?
No sé, me respondo.
No sé...






((((mentira, sí sé, es muy probable que lo hiciera otra vez, pero esta vez apuntaría mejor))))

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