Qué clase de martes podría ser sin mi café?
Porque en realidad no es ni el café ni el martes.
Es la repetición de un ritual no específico y no pautado.
Una rutina en la que a más tardar a las 10:16 estoy entrando a mi cafetería favorita, eligiendo mesa (cerca de la ventana pero lejos del sol), acomodando mis carpetas y mis cosas, sacando la birome verde (la de corregir tareas) y pidiendo un "negro doble solo".
Y la moza que se ríe. Y los autos que no dejan de pasar ni aunque los frene el semáforo. Y la tele prendida en el much music o en tn o en crónica, según el humor del cajero. Y los hombres que se sientan en mesas distintas pero que conversan a los gritos, dicutiendo de fútbol y política, de autos y de la tele ("anoche viste Tinelli?"). Y yo.
Yo ahí sentada en medio, con los auriculares enchufados como bandera para que no pretendan meterme en su conversación pero con el volumen lo suficientemente bajo para rescatar frases jugosas ("La Alfano es ingeniera hidráulica? decile que yo le reviso los caños"), que no siempre son las más elegantes pero sí las más divertidas.
Hoy qué día es? Martes? qué bueno... hoy hay café.
1 comentario:
Me tome una semana de vacaciones, hoy me reconecté en la oficina y vine derechito a leer tu blog... lo unico que puedo decir es guau!! me encanta como le das magia a las cosas cotidianas
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