sábado, 17 de febrero de 2007

Y yo que no quería 14 de febreros, ni cumpleaños feliz

Si hace 11 años alguien me hubiera venido a decir que ese chico que se sentaba en el fondo del aula y se revelaba frente a cualquier profesor iba a terminar durmiendo conmigo en la cama de un departamento que iba a alquilar en Capital, le hubiera dicho que se dedicase a otra cosa porque prediciendo el futuro estaba en el horno.
Si hace 7 años alguien me hubiera dicho que ese mismo chico que hizo el colegio conmigo, del cual ya casi me había olvidado cuando me lo crucé una vez por el barrio y me dijo que se iba a casar con tal por cual, iba a compartir 7 años después, mi cumpleaños con los amigos que supe cosechar luego de dejar el barrio, le hubiera dicho que estaba sentenciando incoherencias, y si lo necesitaba, le podía recomendar un psiquiatra.
Si hace 5 años, alguien me hubiera dicho que en algún agosto del 2005, me iba a volver a encontrar con ese mismo chico con el que fui al colegio, quién ya venía cargando con una cuasi separación de bienes y que tras el encuentro, compartiríamos el taxi, y que por alguna extraña razón le haría pegar al taxista un volantazo cuando le dije: “no me deje en la primera dirección que le dije, vamos dónde va el”, le hubiera dicho que en vez de contarme esa historia a mí, podía escribir un guión para un capítulo de Montaña Rusa y todos contentos.
Si hace un año, alguien me hubiera contado que ese chico rebelde con tatuajes, que se sentaba en el fondo, con el que a veces duermo, y a quien quiero con el alma; un 14 de febrero cualquiera me iba a venir a decir: “Feliz Día de San Valentín”, le hubiera dicho que no nos conoce nada de nada de nada de nada.
Si hace 5 horas, alguien me hubiera venido a decir que El me iba a desear un “Feliz Día de San Valentín”; y que me iba a morir de la dulzura, le hubiera dicho que se equivocó de chica, que le cuente eso a la que tiene remera rosa y una caja de bombones con forma de corazón.
Y cuando se hubiese ido me hubiese quedado pensando en que, tal vez, en una de esas, esta Loca con remera marrón, pollera larga y morral, se puede quedar como una boba, cuando ese chico con tatuajes con el que iba al colegio le lanza semejante frase que podría haber sonado tan cursi en los labios de cualquiera, menos en los de El, claro.

Loca_Sola
loca, sola y mala

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