Evidentemente, este año estoy un toque más, más, uf, más qué? más sabia será? que se yo, ponele que más experimentada. Entonces a los problemas los veo venir de lejos, o por lo menos un rato antes de que me atropellen.
Eso hace que:
1)- esté un poco más preparada para recibir el golpe
2)- pueda anticipar las consecuencias, lo que el naufragio me vaya a dejar
3)- encuentre pequeños gestos que amortigüen; una especie de piedra pómez para el alma, que me saque las asperezas.
Por eso hoy, en lugar de venirme derechito a casa, dí un par de vueltas por la ciudad y sin querer, pero queriendo, terminé visitando a mi papá en el Centro de Veteranos. Es que él habla un montón y me llena de anécdotas y me explica del Petiso y del Rengo y de Cacho y deL Ruben como si yo los conociera; y yo "ajá-ujum-ajá-sísísí", pero nada más. Una vergüenza, sí, pero bueno, es la verdad, a veces me pudre y me agota.
Pero hoy fui. Y me interesé y saludé a todos con un beso. Y presté atención en las conversaciones. Y dije "ajá-ujum-ajá-sísísí" pero de verdad. Y él al Petiso, al Rengo, al Cacho y al Ruben les decía "che, es mi hija" y yo que lo espiaba desde atrás de los anteojos lo veía sonreír como con orgullo.
Y yo, que soy una tarda, ahora vengo, lo escribo y me pongo a llorar. Porque él y yo nos comunicamos así. Jamás me vas a escuchar decirle personalmente "te quiero pá" y dudo mucho que alguna vez él me lo haya dicho a mí. Pero los dos sabemos que estos gestos así, son los que de verdad sirven. Aunque igual después me cague de odio puteándolo porque me trata mal por teléfono o porque me desautoriza con los chicos.
Yo sé y él sabe.
Y el resto, bleh.
2 comentarios:
Sabés qué es lo peor? que no te cuesta tanto..
Lindo post, me gustó.
La comunicación tiene muchos ribetes!
Publicar un comentario