sábado, 5 de mayo de 2007

integración puntaltense

"Acá en Punta Alta no somos racistas ni tenemos problemas de integración.
Cómo vamos a tenerlos si llegan personas de todas las provincias a trabajar aquí y todos estudian y juegan juntos..."


Esta mentira la repiten montones de personas casi a diario en esta ciudad.
Mentira, sí, dije mentira.
Por qué? A ver, hay distintos grupos dentro de la ciudad, y de una u otra manera, las relaciones entre las personas que viven en Punta Alta se rige por las relaciones existentes entre estos grupos. Pocas veces hay cruces entre grupos, y lentamente se van formando pequeños círculos dentro de los cuales pocos son aceptados. Como si de tribus antagónicas se tratara, el mapa de la ciudad se puede ir dividiendo en grupos dicotómicos:

cualquier integrante de la armada y el resto de la población: algunos se soportan, otros se buscan, otros se detestan. Todo pasa por la posibilidad (o la falta de) trabajo que existe y la poca diversidad. Los que tienen al menos algún miembro de la familia dentro de la marina, entienen un poco más cietas vueltas y actitudes, el resto los toma por soberbios y autoritarios.
dentro de los integrantes de la armada; trabajadores civiles y militares: se odian, pero sutilmente. Los dos son los que mandan económicamente en la ciudad, son los que tienen el sueldo seguro y la obra social, sin embargo entre ellos no se soportan. Los militares tienen poder de autoridad sobre los civiles, son los que deciden. Ante cualquier duda, les "aplican las jinetas", expresión local que se usa en muchos ámbitos y que lisa y llanamente significa imponerse por la prepotencia de la autoridad formal y no por el peso de la razón. Esto se hace así y punto.
dentro de los integrantes de la armada; oficiales y suboficiales: pocas amistades se mantienen más allá del color, grosor y ubicación de las jinetas; estos sí que son círculos cerrados. Los oficiales son educados para ser caballeros, los suboficiales son educados para trabajar y obedecer a los oficiales. Los oficiales toman todas las decisiones de responsabilidad y los suboficiales ejecutan todas las tareas de responsabilidad. Económicamente casi no hay diferencia de sueldos, pero los oficiales tienen las mejores casas, acceden a mejores situaciones sociales y frecuentan círculos que están vedados totalmente a los suboficiales. Obviamente esta clase de situaciones se traslada también a las mujeres y los hijos. Los hijos de los oficiales juegan rugby y hockey, los de los suboficiales juegan fútbol y voley. Es raro encontrar cruces de bando. A veces la hija de un suboficial sale con el hijo de un oficial (esto se considera un ascenso en la clase social de la niña) pero pocas veces se da la inversa.
locales y provincianos: los nativos de Punta Alta ven reducido su márgen de amistades y relaciones estables, muchas familias llegan por trabajo pero también se suelen ir luego de tres o cuatro años en la zona. Además los provincianos traen sus propias tradiciones y costumbres y se suelen juntar sólo con otros provinicanos. Forman centros para juntarse donde comparten la penuria de no sentirse locales pero la desdicha de no poder volver al pago, son una suerte de exiliados dentro de su propio país. Los locales mientras tanto, sufren porque ven su siudad invadida y muchas veces maltratada por la desidia y el mal amor de aquellos que toman a Punta Alta solamente como un lugar de tránsito, un destino más en su carrera, y por esa misma razón no se preocupan por el futuro a largo plazo de la ciudad.

Estas son solamente algunos de los pares bien diferenciados que pueden encontrarse.
Hay más, muchos más. Pero hoy no tengo más ganas de escribir, o mejor dicho, de pensar...

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