viernes, 25 de abril de 2003

mail

Acabo de poner un coso para las estadísticas.
Llené las planillas y amablemente me mandaron un mail a mi casilla de yahoo (joder! todavía no sé como ponerle el link pa'que me escriban). Obviamente, me tuve que ir a revisar el buzón, que ahí me iban a dar en secreto la llave del cofre de Feliz Domingo con el código.
Llegué y ¿qué me encontre? ¿eh?
Un mail de Superend, que iba más o menos así:

Mariana, y la reputa madre

¿Me vas a decir que carajo pasa?

Al menos decí adios y saludá al público antes de hacer mutis por el foro.


Me siento casi como cuando escuché a Ana hablando desde Tandil. Con el alma tibiecita y el corazón contento por sentir que alguien me recuerda.
Rebobinemos la historia: Superend y yo nos conocimos gracias a sus non-sanctos cuentos publicados en un sitio de Relatos Eróticos. Le mandé un mail porque de verdad era un muy buen cuento (85 en fitito y 89 en samba, de lo mejor, busque y lea). Él respondió muy amablemente y la seguidilla de mails se hizo prácticamente diaria. Y NO, no piensen mal. Nunca hubo insinuaciones que fueran más alla de la ciberamistad y de los puntos en común que habíamos encontrado. Eso llevó prácticamente un semestre (si mi meoria no falla desde junio, aprox). Pero llegaron las vacaciones de verano y los mails empezaron a mermar. Especialmente los míos.
Me fui de viaje y a la vuelta me peleé (casi escribo "pelié") con toda mi lista de contactos. Osea, no me peleé de pelearse mal, pero me agarró la apatía virtual. No escribía, no llamaba, no visitaba sitios. Nada. Un gran y enorme blanco.
Eso fue después de la GRANPELEACONVIEJA (cosa que a lo mejor contaré otro día) que me dejó con un agujero gigante en el pecho y con las neurona hechas una ballerina sucia. OJO: Lo mismo me pasó con muchos de mis amigos diarios. Como si me hubiera metido en un caparazón de tortuga. Y ahora de a poquito estoy saliendo.

Por eso la alegría de escuchar la voz de Ana por teléfono, y la visita de Juana, y ahora el mail de Superend. Como si Alguien me mandara guiñitos de sol (y todos el mismo día casi) para dibujarme una sonrisa y sentirme querida.

Ahora ya no me quedan excusas. Hay que apretar el boton que dice REPLY y escribir pidiendo miles de disculpas.

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