sábado, 26 de abril de 2003

libertad

Hoy fuimos a visitar la Fragata Libertad, buque insignia y escuela de la Armada Argentina. Embajada Flotante, como dicen orgullosos los que están asignados como tripulación y como cuenta con el pecho lleno de aire mi papá, que hizo el viaje en el año 1967 (¿o era 1968?). Una hora casi de cola para poder subir, pero valió la pena.
Por supuesto la recorrida fue solamente por la cubierta, el cabo Menéndez fue nuestro guía y la verdad es que el chico (tendrá no más de 22 años) se lució. Repetía el discurso que evidentemente les enseñan a todos, pero lo decía con paciencia, atendiendo las preguntas y con verdadero placer. Un capo el pibe. Yo no pude con mi genio y hasta me senté en el piso para sacar fotos. Ailén y Lihuel, facinados. Y el padre y la madre ni te cuento.
Cuando ya estabamos por bajar, escuché a uno de los marineros más jovencitos comentar con otro: "Ché, soy un queso para esto, me puse renervioso explicando. y cuando lo tenga que hacer en los puertos con los extranjeros, no sé que voy a hacer" Me dio una ternurita. Y una envidia. Por el viaje. Por la experiencia. Por todo lo que representa.
fragata Libertad

Mi mamá sigue embromada con su gripe virósica. pero ella tampoco ayuda demasiado para mejorarse. Tiene que comer y tomar y líquidos, pero según mi viejo es una lucha. Tendría que levantarse y caminar un poquito, pero según mi viejo es una lucha. Tiene que tomar los remedios, pero según mi viejo es una luca. En fin, como muchas otras cosas con mi mamá, "es una lucha"...


Hoy charlando de no sé que cosa me di cuenta que no conozco (ni conocí en el pasado) personalmente a nadie de apellido Guzmán. Eso, ¿será bueno o malo?

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