Hora: 21:00
Llamada de papá: "por favor Mariana, venite para casa"
"hacete cargo", fue lo único que le alcancé a decir a Silvio antes de salir corriendo.
Al hospital con mamá enojada y en pijama.
Doctora de guardia: una mina que debe tener olor a tinta fresca todavía en el diploma.
"¿Náuseas? ¿Vómitos? Le vamos a dar un reliverán inyectable. Tiene un poco de catarro, le vamos a pedir una placa de rayos."
La técnica de rayos estaba en terapia. A esperar en uno de los consultorios de guardia.
Mamá vomita lo poco que le quedaba en el estómago. Desmayo. Vuelve en sí. Miden la glucemia: 46. Bajó casi 100 unidades en una arcada.
"Le vamos a hacer una vía con dextrosa"
Se desocupa la técnica. Camillero empujando la silla de ruedas rumbo a rayos X.
La placa se la hacen de sentada nomás. Se vomitó hasta lo que desayunó el día de su casamiento. Mezcladito con flema verde.
Vuelta a la guardia con la placa.
Un poco de enojo y cara de culo para con la médica.
"OK, la vamos a dejar en transitorios"
Papá y yo respiramos aliviados. Le hacen otro reliverán por el suero. Análisis de sangre. Electrocardiograma. Todo normal.
No sé qué es lo que me da más bronca. La cara de piedra de mi vieja, aguantándose la descompostura para que no la internen. O la cara de desconcierto de la médica porque "lo único que tiene son las náuseas"
Claro porque la diabetes seguro que no afecta o no destruye. O porque la artritis reumatoidea y sus podridos medicamentos no le hacen mierda el hígado.
Ahora está tranqui y durmiendo. O mejor dicho en un estado de sopor, que no se si es lo mismo que dormir.
Papá me trajo, así él también podía comer algo, agarrar un libro y salir a esperar que la noche se vaya. Sentado en uno de esos odiosos e incómodos sillones azules que hay en la sala de espera.
¿Y mañana a la mañana? ¿cuando cambie el médico de guardia? ¿la van a mandar a casa otra vez? ¿Sin solucionarle totalmente el problema?
Es raro sentir así, pero creo que lo mejor que podría pasar mañana sería que la dejaran internada al menos hasta el lunes y con una lista interminable de estudios. Para que de una buena vez le encuentren el problema. Para que de una buena vez solucionen esto que ya hace casi ocho días que viene arrastrando.
Por cabezona.
Por orgullosa.
Porque es el estúpido orgullo de decir "me la banco, soy fuerte" el que hace que se niegue sistemáticamente a ver al médico.
Porque es el estúpido orgullo el que hace que mientras la llevan a hacerse estudios (para que su salud mejore, ¡la puta madre!) se esconda adentro de las solapas del saco. No vaya a ser cosa que alguien la reconozca. No vaya a ser que alguien le tenga lástima. No vaya a ser que alguien se conduela por su situación.
Y yo ahora estoy acá.
Tratando de quemarme la cabeza escribiendo.
Para no pensar. Para no sentir miedo. Para no intentar ver lo que el futuro trae.
Y por venir a escribir acá me llevo de regalo a la cama una bronca con Silvio.
Que se portó como un duque. Hizo la cena. Calmó las preguntas de los chicos. Lavó y ordenó la cocina. Me dejó comida lista para calentar en el microondas. Acostó a dormir a los enanos. Y se levantó para charlar.
Pero yo no quería hablar. No quiero hablar.
Porque si hablo me voy a poner a llorar.
Como ahora mientras escribo estas líneas que no paran de salir de mis dedos.
Mejor me voy a dormir.
Mañana voy a tener que madrugar.
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