El viernes cumple quince años la hija de un amigo y tenemos fiesta.
Por supuesto mi primera reacción fue: no tengo nada que ponerme.
Mi segunda reacción fue: no tengo plata para comprarme nada.
Mi tercera reacción fue: mi suegra está de viaje y no puede coserme nada.
La solución: Pedirle ropa prestada a mi cuñada que tiene un ropero digno de Sarah Ferguson (con lo bueno y lo malo que eso implica).
Así que acá estamos a dos días de la fiesta y yo tan pancha.
Que lindas son las cuñadas (a veces...)
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