Seria muy romantico decir en este momento que el finde en Sierra de la Ventana fue fantasticofabulosonosabeslobienquelopase.
Pero la realidad es completamente otra.
Hay cosas inevitables, porque vienen con el combo.
Ahora el tema es: ¿todavia vale la pena aguantar?
Tengo una amiga que ya estaria revolenado los ojos al aire y diciendo: "si ya te estas planteando esa pregunta es porque no vale la pena"
Y seguramente mi cuñada con su mirada estoica de mujer escapada del siglo diecinueve, diria: "siempre vale la pena"
Es como tener un par de zapatos viejos pero comodos. Son viejos, estan un poco pelados en la punta, ya le cambiaste un par de veces la media suela, pero son los unicos que te llevan y te traen sin chistar, sin rechinar y sin hacerte doler. Sobre todo sin hacerte doler. Porque ultimamente estan tan incorporados a tus pies que ya ni los sentis. Ni para bien ni para mal. Es mas, hay dias en que tenes que mirarte los pies para saber si los tenes puestos o no.
Claro, claro, seguro que alguien me va a enumerar el catalogo completo de la zapateria. Pero el problema es que yo no tengo ganas de cambiar estos zapatos por otros, no me interesa encontrar otro par nuevo, mas moderno, brillante y suave. Y claro, tampoco quiero quedarme desclaza, en patas y en invierno, no, de ninguna manera. (claro, la tipa quiere todo)
¿Y entonces? ¿cual es el problema?
No se, preguntenle a Ricardo Arjona.
Me parece que encontrarnos solos durante dos dias enteros, sin mas compañia que nosotros mismos me hizo notar la diferencia entre esto que somos y lo que fuimos.
Y lo que tengo es melancolia de aquellos dos que eramos hace diez años.
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