el colón

El Teatro Colón cuando yo era chica era un cine.
De vez en cuando se usaba como teatro pero en general todos le decíamos el Cine Colón.
Ahí pasaban las matinés con dos películas a las que era abonada todos los domingos de invierno.
Ahí me moría de risa cuando me tocaba ir al palco de arriba (escupíamos chicles y caramelos a los que estaban sentados abajo).
Ahí aprendí a ser previsora (si estaba abajo me sentaba al medio y adelante, donde los proyectiles no llegaban).
Ahí lloré como loca con Trapito.
Ahí me enamoré de San Francisco de Asís con "hermano Sol y hermana Luna".
Ahí vi todas las de Cupido motorizado y las repeticiones de las viejas de Disney.
Ahí me hice un moretón feo en la pierna cuando se me desarmó una butaca.
Ahí le tomé asco a los murciélagos que se cruzaban por la pantalla.
Ahí me empezaron a gustar las de miedo con "Pesadilla en la calle Elm"
Ahí recibí mis primeros besos escondidos.
Ahí descubrí que si me acariciaban el cuello no me podía concentrar en la película.

El Cine Colón ahora es el Teatro Colón y recuperó el brillo y la elegancia que, con el paso de los años y de los pìbes de la matiné, había perdido. La recuperación del edificio, la puesta en valor y demás demoró casi dos años. Tiene pocas butacas pero todas están forradas en terciopelo rojo. El telón cuesta una fortuna y las molduras doradas están enteras y hermosas.
En la actualidad funciona como sala de teatros y conciertos, vienen espectáculos nacionales y se hacen festivales a beneficio. Tocan músicos locales y se utiliza como sala de conferencias. Las escuelas hacen muestras culturales en su sala y en su hall. Hay desde ensayos del coro hasta talleres de teatro. No hay fin de semana en el que no haya espectáculos y entre semana también se encuentran sorpresas interesantes, desde muestras de fotografía hasta esculturas.

Lo que por suerte para mi memoria emotiva no tocaron demasiado y dejaron casi original es el techo. Cómo me gustaba de chica ese techo lleno de vueltas y dibujos. Casi tanto como me gusta ahora, vea.