viernes, 7 de noviembre de 2008

adicta al amor

Ayer mi vieja y sabia amiga T. definió con claridad meridiana el grupo al que, sin duda alguna, pertenecemos ambas. Nosotras integramos ese numeroso club de “Enamoradas del Amor”. Somos unas “eternas enamoradas del amor” me dijo. Me quedé pensando un rato, ¿acaso somos unas acérrimas discípulas? ¿Necesitamos tantísimo nuestra dosis de caricias, mariposas en el estómago y primeros besos? ¿Somos unas enamoradas del amor? o en realidad ¿somos unas malditas adictas? Y lo más preocupante ¿nos había conducido irremediablemente, nuestra condición de adictas, a relaciones áridas y vacías, solo por un chute paulatino de “amor”?

Entonces me vi a mi misma rodeada, cual yonki, de personas que me habían decepcionado durante estos últimos dos años. Me pude observar mendigando mi dosis a tíos que en realidad solo me proporcionaban una droga barata y mala. Y entonces me di cuenta. Sí, soy una adicta, pero hasta ahora me había drogado con la sustancia más adulterada y vulgar que podía encontrarme….

A veces poder llegar a este tipo de reflexiones, solo es posible, cuando llega a tu vida un torbellino de BONDAD INFINITA. Muchas veces es necesario besar el suelo una y otra vez para poder diferenciar la mediocridad de lo maravilloso. Y ya era hora de pegarme un buen chute de la mejor droga, esa que conforma la ternura, la comprensión, los primeros besos, los eternos abrazos y la incipiente ilusión, esa que pega el mayor subidón, ése éxtasis que se siente cuando notas que ESTAS CON ALGUIEN de un modo REAL en su vida.

Si, señores, lo admito: Me llamo Agatha, soy adicta al amor. Hoy más que nunca.

agatha
pensamientos de una soltera en madrid

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