La noche humedece los labios,
porque tu boca moja la mía,
y aunque no estés,
los labios se unen
en la distancia y en lo lejano,
y es que el alma vive
lo que no puede vivir el olvido.
Y es la noche
quien busca en la sombra y la penumbra,
lo que la luz muestra ausente,
porque no hay ausencia de lo amado
cuanto en el camino se ha tenido.
La noche besa los labios,
no soy yo, ni eres tú,
es el amor que busca su encuentro,
que vive y siente
lo que nunca quedó del todo vivido.
Se olvidan los nombres,
se olvidan los sueños,
se olvidan los días…
pero el amor no olvida su camino.
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