Ailén perdió uno de los dientes de leche (de arriba, el de la derecha) y por supuesto lo puso abajo de la almohada envuelto en un pañuelito.
Tres veces nos levantamos con el padre para "ver si no se había destapado" y ella, despierta como una lechuza, esperando al Ratón Perez.
Hoy andaba a los saltos por la casa, feliz con su billete rosa (de $20).
¿Nadie tiene el teléfono de algún dentista?
Creo que con dos dientes y una muela me alcanza para comprarme los zapatos que me gustaron.
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